Todas las píldoras que nos va dejando nuestro médico, el doctor Agudo Díaz, para que podáis acceder a ellas.
Consejos, avisos y datos de interés para nuestros usuarios, familiares y cuidadores, escritos por nuestro médico para mejorar la calidad de vida de toda nuestra comunidad.
Diciembre, 2024 | Dr. Agudo Díaz
La sensación de sed, en edades avanzadas de la vida, no se percibe con claridad, y muchos pacientes no lo notan hasta que la deshidratación es ya muy evidente. Esto va a dar lugar a alteraciones, muchas veces importantes, como bajadas de tensión arterial, estreñimiento intenso, piel reseca con mayor riesgo de ulceraciones, funcionamiento precario de los riñones, mayor riesgo de cólicos nefríticas, etc.
El agua es un elemento esencial para el buen funcionamiento de todos los procesos metabólicos del organismo. La fisiología humana precisa del agua para la producción de energía, para la trasformación de los nutrientes, para vehiculizar los productos de deshecho y un largo etcétera. Cuando no hay suficiente agua en el organismo, todo funcionará mal.
Algo muy frecuente es que el anciano sufra de estreñimiento. Para evitarlo lo principal es que haya suficiente bolo alimenticio, es decir que coma bien, con abundante fibra, y que el agua que bebe sea abundante. Cuando el organismo necesita agua porque está siendo escasa la ingesta, la saca de donde puede, y ese lugar es el intestino. Con lo que las heces formadas en el colon se quedan sin agua, se secan y el estreñimiento provocado por esta circunstancia puede llegar a plantearnos un grave problema.
Por tanto, hay que beber agua suficiente, aunque no se tenga sensación de sed. Al anciano hay que ofrecerle agua con frecuencia. La cantidad necesaria es un mínimo diario de 1500 cc. En verano, 2000 cc. Pero la regla que nos permite saber que el anciano necesita beber más es la orina: si tiene un color amarillo intenso, fuerte, oscuro, se necesita beber más. Cuando la orina es de color muy claro, significa que está bebiendo suficiente agua.
Septiembre, 2024 | Dr. Agudo Díaz
Muchos ancianos pueden mantener sus capacidades intactas durante toda su vida, pero es frecuente que, a partir de un determinado momento, la familia perciba en el familiar mayor una paulatina pérdida de capacidad en aspectos básicos para la vida diaria como son la destreza motriz, la deambulación, la memoria, la fluidez verbal, la diligencia en actividades intelectuales como cálculo aritmético, exposición de argumentos, etc. A partir de ahí puede ocurrir que cada tipo de demencia evolucione de una manera diferente; más rápido en algunos, muy lento en otros, con alteraciones de la conducta a veces, etc. Pero durante un tiempo más o menos largo, el grado de demencia será leve y permitirá al anciano hacer una vida independiente, no reconociendo en general tener problema alguno para seguir viviendo sólo y para seguir gobernando su vida de forma autónoma.
Es importante que los familiares cercanos, esposo o esposa, hijos, sobrinos cuando no hay hijos, se mantengan atentos a estos cambios. El objetivo es ayudar al familiar a que mantenga el mayor grado de independencia posible, con arreglo a las capacidades que mantenga y a las dificultades que vayan apareciendo. Mejorar la seguridad en la casa para protegerlo de caídas, ayudarle en la economía diaria controlando discretamente el dinero que maneja y los gastos que asume, acompañarle al médico o al cajero, controlar la medicación que toma con la ayuda de pastilleros preparados para consumo semanal, asegurarse de que se puede cocinar lo que come o, si no es así, ayudarle en el cocinado o llevarle platos cocinados ya si es que vive solo, etc. Estas medidas, entre otras, constituyen una tutela eficaz del familiar mayor. El control deberá ser progresivo, armonizado en relación a la pérdida de sus capacidades. Puede que llegue el momento en que ya no deba vivir solo por una manifiesta incapacidad para gobernar mínimamente su vida. Las soluciones deberán ser implementadas conforme van surgiendo las necesidades. Y para ello, es imprescindible ejercer esa tutela mencionada desde los primeros momentos en que se empiezan a manifestar señales de deterioro. Porque el anciano no percibe en muchas ocasiones esas señales hasta que el proceso está más avanzado. Y, durante ese tiempo, su vulnerabilidad será máxima en términos de seguridad, economía, salud, etc.
Como todos vosotros ya conocéis como familiares de usuarios de centro de día, la asistencia al mismo es muy beneficiosa, principalmente en las primeras fases del deterioro. Los diferentes técnicos que integran las plantillas de los centros, intervienen en todas las esferas (sanitaria, cognitiva, psicológica, física, funcional, social, etc.), con el objetivo de mantener sus capacidades y autonomía el mayor tiempo posible.
La familia, en nuestro país, sigue manteniéndose como la institución más respetada y apreciada por todos, al contrario de lo que ha ido ocurriendo en otros países. Eso hace que la mayor parte de nuestros ancianos estén perfectamente tutelados por sus familiares cercanos. Pero en algunos casos no es así, a veces por la resistencia del propio anciano para reconocer sus dificultades, dadas las consecuencias en pérdida de autonomía que eso supondría. Por eso consideramos interesante este recordatorio que lanzamos como píldora informativa.
Mayo, 2024 | Dr. Agudo Díaz
La pérdida de audición en mayor o menor medida es muy frecuente en los ancianos. Lo llamamos presbiacusia y es el resultado de un proceso degenerativo asociado a la edad. El sentido del oído es básico y esencial; nos permite comunicarnos y conectar con nuestro entorno. Cuando se deteriora, se resiente de forma acusada la vida de relación del que lo sufre. Y esto supone un grave problema, pues el paciente se aísla, se ensimisma y ve cómo se reducen los estímulos propios de una vida normal y completa.
La pérdida de audición en el anciano es un proceso progresivo y lento, al que se va adaptando poco a poco. Primero pregunta y pide que le repitan las cosas cuando no ha escuchado bien. Sube el volumen de la televisión. Interpreta lo que escucha como puede, cometiendo errores de interpretación que conducen a equívocos al decir frases que no corresponden con la conversación. Todo eso se va agudizando. Finalmente, el anciano renuncia a interrumpir las conversaciones, a participar, a interesarse por entender, etc. Esto conduce a su aislamiento, lo que finalmente influye mucho en el avance del deterioro cognitivo tan temido en estas edades.
Es muy importante que el propio anciano esté atento al posible deterioro de su audición, para acudir al especialista enseguida y poner remedio cuanto antes. A veces, es necesario que sean sus familiares los que le alerten de esta situación, pues el afectado no se da cuenta de la pérdida de oído que sufre, al haber sido un proceso lento, progresivo y paulatino de muchos años de evolución, al que uno se va acostumbrando poco a poco, llegando a aceptarlo como algo normal.
En la mayor parte de los casos esa pérdida de audición no será reversible, es decir, no tendrá cura. Pero se puede compensar con mucho éxito, mediante una prótesis auditiva que permitirá al anciano recuperar su vida social y entenderse con su entorno de nuevo. Cuando el anciano permanece por largo tiempo en ese mundo de silencio al que le condena su sordera, tiene muchas probabilidades de desarrollar depresión y de que se favorezca un cierto deterioro cognitivo. La hipoacusia es un factor de gran impacto en el estado de fragilidad del anciano. Hoy en día disponemos de audífonos de alta calidad, a los que uno se puede adaptar en poco tiempo, que mejoran la percepción auditiva y que nos alejan de esa situación descrita.
Febrero, 2024 | Dr. Agudo Díaz
Las limitaciones físicas y cognitivas que inevitablemente van apareciendo en la vida del anciano hacen que toda su actividad cotidiana se vuelva más complicada. Salir a pasear, usar el ascensor o las escaleras del portal, moverse por casa… todo se vuelve más difícil. Quienes convivimos con ellos o tutelamos su vida debemos procurar reducir, en la medida de lo posible, los factores de riesgo que les acechan. Y el lugar en el que el anciano pasa más tiempo es su propia casa. Cuando vienen al Centro de Día llegan a un lugar en el que todo está pensado para que estén seguros y bien atendidos. Pero a veces, en sus casas, hay peligros que no reconocemos como tales. Vamos a intentar identificarlos y controlarlos.
1.- Elementos que obstaculicen el paso: las alfombras en las casas de personas mayores deben desaparecer. También las mesas bajas, escabeles, etc. Todos son obstáculos en ángulos de visión “ciegos” para el anciano y será fácil que sufran una caída. Sería prudente también cubrir las aristas de los muebles con cantoneras o protectores que eviten, si no el choque con ellas, al menos sus consecuencias.
El orden en la vivienda es esencial para la seguridad del anciano. Nada de papeles por el suelo, ni manchas o líquidos que puedan provocar resbalones, ni cables o alargadores por el suelo; todos los muebles deben estar bien colocados, bien anclados a la pared y siempre en el mismo sitio. Y no debemos olvidar que la casa debe estar bien iluminada en su totalidad.
2.- Iluminación nocturna. Por la noche, el anciano puede que tenga que levantarse de la cama para ir al baño o para beber agua. Sea lo que sea que tenga que hacer, si se levanta a oscuras, siendo muy probable que su equilibrio esté en alguna medida deteriorado con motivo de la edad, no tendrá referencias y podrá sufrir una caída fácilmente. Hay pequeños aparatos de iluminación nocturna que da una luz no molesta para dormir y que se pueden enchufar en el pasillo, por ejemplo, para que en la noche sea posible tener una visión suficiente. También se pueden instalar luces con sensor de movimiento en zonas de paso (pasillos, por ejemplo).
3.- Elementos tóxicos (limpieza, medicinas, etc). En la cocina o en el baño o, a veces en una terracita o en una despensa, se suelen guardar los elementos de limpieza (lejía, detergentes, etc). También los medicamentos de la casa. Tenemos que pensar que estos elementos son una fuente de riesgo para el anciano. Por confusión pueden hacer un mal uso de cualquiera de ellos y tener un serio problema. Deben estar perfectamente custodiados; si fuera necesario bajo llave. Por otro lado, la dosificación de las medicinas que toma el anciano debe ser supervisada siempre y se deben usar “pastilleros” con la medicación a tomar en cada momento perfectamente ordenada. Todo pensando en que el paciente mayor no cometa ningún error en la toma de su medicación.
4.- Cuarto de baño: la bañera aporta mucha inseguridad, pues requiere de maniobras especiales para el anciano a la hora de introducirse en ella o de salir de la misma. Lo mejor será sustituirla por un plato de ducha si es posible. Utilizar elementos de sujeción y alfombras antideslizantes serán las otras acciones a tener en cuenta para aumentar la seguridad en la ducha. Y, finalmente, dos cosas más: el orden en el cuarto de baño, como en toda la casa, es muy importante. No debe haber banquetas o alfombras por el suelo con los que se pueda tropezar. Y, si hay elementos eléctricos como estufas, radio, etc, enchufados, será mejor desenchufarlos cuando el anciano procede a ducharse o alejarlos lo más posible de su alcance (al menos un metro).
5.- Calzado: el calzado en el anciano debe ser ajustado a su talla. A veces tendemos a comprarles zapatos holgados con la intención de que estén más cómodos. Eso les hace tener más riesgo de tropezarse, dado que todos tenemos adaptados nuestros movimientos a la dimensión que tenemos interiorizada de nuestros pies, la medida real de los pies, y no al suplemento que supone el zapato de una talla mayor. El calzado debe ser cómodo, no deslilzante, de la talla adecuada. Y si el anciano tiene tendencia a tropezarse porque arrastra los pies, será útil pedir al zapatero que lije en alguna medida la suela de la puntera.
6.- Muebles. Ya comentado en otros apartados. Hay que cubrir las aristas peligrosas con cantoneras, retirar los que no sean de utilidad o que estén en zona de paso, etc.
7.- Cocina: es importante tener identificada la cocina como una habitación llena de peligros para el anciano. Se debe adaptar todo pensando en su seguridad. Detector de humos, fuegos de cocina con mandos seguros, inexistencia de papeles de cocina cerca de los fuegos, etc.
8.- Dormitorio: evitaremos camas altas en ancianos autónomos que se acuesten y levanten solos. No tendremos braseros (ni en el dormitorio ni en ningún lugar de la casa). Buena iluminación. Evitar que el anciano desayune o coma en la cama. Esa costumbre de algunas personas aumenta la suciedad y el desorden.
9.- Proteger al mayor de los engaños y timos a los que todos estamos expuestos, pero ellos más. Asegurar el manejo del dinero y blindar sus cuentas de la mejor manera posible, de forma que se sientan seguros, sin estar excluidos del control, salvo que haya una demencia formal, en cuyo caso todo será diferente..
Diciembre, 2023 | Dr. Agudo Díaz
La propensión a desarrollar úlceras por presión (UPP) en la piel es muy alta en personas mayores con problemas de movilidad. Son pacientes que pasan mucho tiempo sentados o acostados, moviéndose poco con respecto a la posición basal. Esto da lugar a la aparición de las temidas UPP.
Lo primero que aparece en esa zona que siempre está apoyada sobre el asiento, el lecho, el suelo, etc, es un cierto enrojecimiento que va siendo más marcado con el paso de los días , hasta que se ulcera, surgiendo una heridita , generalmente molesta o dolorosa, que se va haciendo más grande y profunda con el paso de los días.
La prevención pasa por:
1º.- Movilizar con frecuencia al enfermo si no se mueve con autonomía (cada dos horas) o recordarle a él mismo, que cambie de postura cada 15 a 30 minutos.
2º.- Mantener la piel limpia y seca. Usar pañales en caso de incontinencia. No utilizar colonias ni alcohol de romero, por ejemplo, en la limpieza. No masajear la piel afectada. Utilizar jabones neutros en la limpieza y secar de forma meticulosa la piel tras el lavado.
3º.- Acolchar las zonas que soportan más presión (lados de las caderas, talones, sacro-coccix, espalda…). Se puede poner taloneras de silicona en los talones o apósitos especiales que hay en el mercado especializado, asientos siliconados para colocar en la silla, colchones antiescaras si son necesarios, cojines, etc.
4º.- Al acostar al paciente para dormir, si es que le colocamos de lado, ponerle entre las rodillas de las dos piernas una pequeña almohada suave y blanda. Y protección también en el tobillo que apoya sobre el colchón.
5º.- Aplicar crema hidratante sobre las zonas de más riesgo con suave administración, sin masaje. Y mucho menos masajes intensos que agravarían los efectos de la presión.
6º.- No olvidar que una buena hidratación (beber entre 1,5 y 2 litros al día) y una dieta sana y equilibrada son esenciales en el mantenimiento de una piel sana.
7º.- En caso de aparición de rojeces o pequeñas heriditas en zonas de riesgo de presión (ya mencionadas), consultar cuanto antes con el médico o el enfermero de referencia para tratar precozmente.
Septiembre , 2023 | Dr. Agudo Díaz
Es importante cuidar la cantidad de proteínas que ingieren los mayores en su dieta habitual. Las necesidades de proteínas para evitar la sarcopenia (pérdida de masa muscular), algo muy frecuente en estas edades, son algo más elevadas que en otras fases de la vida.
Pero, ¿qué cantidad de proteína necesita un anciano? Se calcula que en torno a 1 g. por Kg. de peso y día, como mínimo. O sea, para una persona de 70 Kg. de peso, serían 70 g. al día de proteína. Y un filete magro de carne de vaca o de pollo de 100 g. ¿cuánta proteína contiene? Pues entre 25 y 30 g. de proteína. Por tanto, en una dieta normal, tipo mediterránea, con los ingredientes habituales de la misma, con un filete de carne (ternera o pollo) o una pieza de pescado de 150 g. al día, más un huevo (que contiene unos 10 g. de proteína) y dos vasos de leche desnatada (unos 20 g. cada vaso de 200 cc.) podemos tener la cantidad de proteína necesaria en 24 horas.
No es difícil conseguirlo, pero si el paciente mayor presenta dificultades para mantener una dieta adecuada con el aporte necesario de proteínas, entonces deberemos consultar con el médico para buscar una solución, que puede pasar incluso por la administración de un preparado de suplementación proteica.
Con el aporte adecuado de proteínas conseguimos resistir mejor la pérdida de masa muscular inherente al hecho de ser mayor y que es inevitable en una cierta medida. De esta manera mantendremos una mayor fuerza muscular y un mejor estado de salud general, evitando la fragilidad tan frecuente en los pacientes mayores.